Marrakech, tierra de dios en árabe, ha tenido una rica y excelsa historia desde su fundación por nómadas bereberes entre las dunas del desierto. El legado más inmediato lo encontramos en la zona colonial francesa (entre cuyos frutos ha sobrevivido el uso del idioma) y mucho antes, en la medina, o barrio árabe, donde se intuye el esplendor de la antigua Marrakech, no exento de altibajos.
Marruecos abarca desde el lujo incalculable a los pastores nómadas; desde el ambiente mediterráneo y atlántico a las montañas nevadas del interior o las zonas desérticas más áridas a los palmerales más frondosos y tropicales. Este país es una mezcla de olores, sabores, sonidos, calles, temperaturas y orografías. La mejor manera de conocerlo, sin duda, es imbuirse de su esencia caminando por las medinas de las ciudades, dejándose llevar por la frenética actividad de éstas.
Nos vamos hasta Sudáfrica para conocer
de primera mano el fenómenos de su nueva y renovada economía, entre
lices, sombras, misterios y, ante todo, oportnidades; encontramos
hoteles de lujo alejados de las principales urbes, las casas más
pintorescas y tradicionales de la cultura, y visitamos las espectacular
Ciudad del Cabo.
Es la ciudad que lo tiene todo; Un enclave privilegiado entre el océano y las montañas, una naturaleza abrumadora, gastronomía y cultura vinícola capaz de convencer al sibarita más exigente y diseño vanguardista por doquier. ¡Bienvenidos a Ciudad del Cabo!