Cargada de un simbolismo que su arrolladora mitología se ha encargado de
nutrir, la isla italiana derrocha
tanta personalidad que podría pasar por un estado
independiente de Italia. Sicilia
es un pura sangre.
Por geografía y por historia, Austria está clavada en el corazón de Europa. Esta riqueza se palpa a lo largo de todo su territorio, donde ciudades de corte regio conviven con amables pueblecitos con casas de madera y chimeneas humeantes. Una de los centros más importantes es la ciudad universitaria de Graz, al sureste del País, cuyo casco antiguo ha sido catalogado como Patrimonio de la Humanidad, y en donde destaca el palacio-castillo de Eggenberg.
Barcelona hay que vivirla. Multicultural, artística, moderna, siempre con
color y siempre a la vanguardia. Su condición de puerta a la Europa mediterránea subraya
su valor cosmopolita, de ciudad que vive de día y de noche y está inmersa en
una imparable actividad durante todas las temporadas del año.